Con el nuevo año que comienza, toca volver a caminar deprisa después de una pausa, donde hemos dejado atrás un año de incertidumbres pero también de aciertos, en un camino arduo donde el aprendizaje se basó en nuestra ignorancia.
Atrás quedó la Navidad y los días de descanso, algunas merecidas vacaciones, siempre que se tenga la certeza de que se ha dado lo mejor de un@ mism@ en cada proyecto en el que se ha embarcado.
Disfrutar esos días para pasar más tiempo con la familia, tener tiempo para reflexionar sobre un año que se termina repleto de experiencias, de sinsabores y de relaciones que terminan para dar paso a otras que florecen, donde cada uno realiza un aprendizaje interior, sin borrar con el codo lo que se escribió con su mano, aprendiendo a escribir la vida sin goma.
Las vacaciones, los días de descanso, el día de acción de gracias o la Navidad, sirven para relajar cuerpo y mente con actividades que nos hacen sentir mejor y disfrutar de ese tiempo libre. Un espacio que cada uno emplea a su manera, ya sea en contacto con el campo abierto, frente a un ordenador narrando historias o bien, visionando series de culto. Todo ello favorece a cargar de nuevo las baterías y dicho sea de paso, es una recarga ecológica al 100%, tan necesaria hoy día en nuestro planeta.
Cuando por fin llega la ansiada noche del día 31 de Diciembre con el gong de la última campanada, y tras abrazarnos con nuestros seres queridos y recordar a los que ya no están, empezamos nuestra buena nueva, entonando mentalmente una lista de 21 nuevos retos y propósitos que queremos llevar a cabo en el nuevo año que se inicia.
Un ritual anual de gran convicción y cargados de compromiso y responsabilidad, donde dentro de ese descanso físico y mental en el que nos encontrábamos, nos propone un nuevo nacimiento de ideas con las que mejorar nuestro estado de bienestar emocional.
Para evitar que todas esas nuevas causas y propósitos de vida en el año que empieza caigan en saco roto, debemos fortalecerlas por escrito, y leerlas cada mes en voz alta para reforzar su cumplimiento. No hace falta ponernos grandes retos, pero sí enumerarlos y cumplirlos.
"De este año no pasa que me apunto al gimnasio", es el más típico después de comer hasta reventar después de las fiestas navideñas. Si no tienes fuerza de voluntad para ir al gimnasio sol@, puedes probar a apuntarte con una amistad que, seguramente lleve unos años queriendo apuntarse pero no lo hizo. Aunque el error puede estar en la petición de la frase, donde se podría expresar de una manera más convincente: "Este mes de Enero voy a apuntarme a un gimnasio", creando una afirmación y no un supuesto, y así hasta llegar a todos aquellos propósitos de año nuevo que dejaste escritos con tu puño y letra, concienciandonos de que cada uno de ellos los vamos a cumplir antes de que finalice el próximo 31 de Diciembre.
Otro ejemplo podría ser: "Este año voy a aprender inglés" o "Voy a pedir perdón a quiénes he echo sentir mal". Estas metas harán que te sientas mejor contigo mismo por dentro y si además, te apuntas al gimnasio, también lo estarás por fuera.
Otro ejemplo podría ser: "Este año voy a aprender inglés" o "Voy a pedir perdón a quiénes he echo sentir mal". Estas metas harán que te sientas mejor contigo mismo por dentro y si además, te apuntas al gimnasio, también lo estarás por fuera.
¿A qué esperas?