La vida no fue hecha para ser feliz, ni para tener pensamientos de generaciones que vendrán a salvar el mundo; al contrario estamos dejando una herencia a nuestros hijos nefasta, y no sólo hablo del calentamiento global o escasez de alimentos en el planeta, lo que está provocando que a mayor número de habitantes, haya cada día menos zonas de cultivo para dar de comer a todos.
Si echamos un vistazo también a la política social e internacional, éstas tienen prioridad por el poder y el dinero; la salud y el amor, dejan de ser relevantes en una sociedad marcada por valores de vida por encima de lo estrictamente necesario: antes se trabajaba para vivir, ahora se vive para trabajar. Ahora se vive para consumir, nos están educando a través de los medios para que no se ahorre el salario que tanto cuesta ganar, para endeudarnos hasta las cejas por una vida mejor, para parecernos más al rico que al pobre, para dar a nuestros hijos lo que nosotros no tuvimos cuando éramos niños, para, para, para....
Con esta manera de ser, de vivir, de gestionar nuestros recursos, estamos cayendo en la trampa. Los ricos se hacen más ricos, el que vivía bien gestionando correctamente sus recursos, empieza a perder poder adquisitivo y el pobre, empieza a merodear en la miseria. Los bancos ya no te dan ni las gracias, al contrario, antes te permitían la entrada y ahora más bien parece que están gestionando la salida, con depósitos financieros al 0,20% de interés anual, que más que premiarte por jugar con tu dinero, parece que te estén perdonando por no cobrarte comisiones por guardártelo.
Con esta manera de ser, de vivir, de gestionar nuestros recursos, estamos cayendo en la trampa. Los ricos se hacen más ricos, el que vivía bien gestionando correctamente sus recursos, empieza a perder poder adquisitivo y el pobre, empieza a merodear en la miseria. Los bancos ya no te dan ni las gracias, al contrario, antes te permitían la entrada y ahora más bien parece que están gestionando la salida, con depósitos financieros al 0,20% de interés anual, que más que premiarte por jugar con tu dinero, parece que te estén perdonando por no cobrarte comisiones por guardártelo.
Los tiempos de esclavitud dieron grandes beneficios para unos pocos en épocas pasadas. Los verdaderos gobernantes de nuestro mundo, los empresarios, viendo que es probable que en unos años la recesión mundial haya llegado a su fin, ha decidido que para tener a raya al trabajador de a pie, votante y contribuyente al mismo tiempo, le ha buscado un nuevo ave que traerá consigo los huevos de oro. La inventiva se vuelve por tanto más sofisticada y llevarla a cabo, es trabajarla entre una misma clase social, aquella que emplea su tiempo en favorecerse a si mismo, para llegar al poder y generar beneficios a costa de unos millones de habitantes.
El futuro se convertirá en poco tiempo en un presente devastado: Si se consigue que la clase media se erradique por completo será gracias a consensos o tratados internacionales que promuevan pérdidas económicas mundiales para todos. Las bolsas internacionales serán la excusa perfecta para desviar nuestra atención y paralizar la fe de los inversores, a la espera de un valor que de ganancias. No tenemos más que fijarnos en los 100.000 millones de €uros que se han perdido en bolsa desde comienzos del presente año.
Los bancos europeos invirtieron mal el año pasado en fiascos sudamericanos, y otros en cambio nos anuncian pérdidas (o más bien que no han generado los beneficios esperados), así como acuerdos bancarios que necesitan de posibles fusiones para cumplir nuevas reglas europeas establecidas para llegar a solvencias exigidas. Prueba de ello son las negociaciones llevadas a cabo entre seis bancos nacionales españoles, para fusionarse entre ellos en los próximos años por recomendación del Banco de España (Santander, Popular, Bbva, Bankia, Caixabank y Sabadell), todo ello llevado con el máximo sigilo hasta que se elija un presidente español de gobierno.
Los bancos europeos invirtieron mal el año pasado en fiascos sudamericanos, y otros en cambio nos anuncian pérdidas (o más bien que no han generado los beneficios esperados), así como acuerdos bancarios que necesitan de posibles fusiones para cumplir nuevas reglas europeas establecidas para llegar a solvencias exigidas. Prueba de ello son las negociaciones llevadas a cabo entre seis bancos nacionales españoles, para fusionarse entre ellos en los próximos años por recomendación del Banco de España (Santander, Popular, Bbva, Bankia, Caixabank y Sabadell), todo ello llevado con el máximo sigilo hasta que se elija un presidente español de gobierno.
El colofón se lo lleva el temido tratado TTIP (Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión) que si se consolida sin una buena supervisión previa tendrá repercusiones muy graves en el futuro.
Para los que no conocen este tratado internacional entre norte-americanos y europeos, este convenio, contrato o como quieran llamarlo, es una muestra como dijo Iñaki Gabilondo (periodista) una gran batalla del libre comercio internacional, que afectará a la economía, a la creación o destrucción de empleo, y al valor de los alimentos que se consumen y a las leyes que los controlan.
En juego está el control del 60% del P.I.B. mundial: como casi todo está inventado (empezó a valorarse con la crisis financiera del 2008), la idea empezó a cuajar hace dos años y crear una ley de libre comercio entre Europa y EE.UU.. La finalidad es que esta ley que tiene trabajando durante estos últimos meses a más de 100 políticos de diferentes países, es que empiece a funcionar para el año 2017. Hasta ahí, todo parece un camino de color de rosas: más de dos millones de creación de puestos de empleo, despejar la crisis financiera, y que Europa crezca con una todopoderosa súperpotencia americana. La prensa, la televisión y la radio harán el resto, para vender a una población entera lo que haga falta para hacerlo bonito, bueno y sin coste para el contribuyente.
Pero también existen detractores, un sector temeroso y conservador que cree que esto sería dar un paso en falso y traería a Europa graves consecuencias, se convertiría en la dictadura del capitalismo, sometimiento total a las grandes corporaciones, el pequeño inversor sería comido o destruido por el grande, lo que repercutiría directamente en la destrucción del empleo, pérdidas de derechos fundamentales, e incluso llegando al extremo de que los gobiernos y las naciones desaparezcan en favor del magnate más importante: el dinero.
Lo peor de las dos partes, tanto los que están a favor del acuerdo como los que no, es que se está haciendo todo el tratado con un secretismo que roza el ocultismo. La transparencia es tan opaca, que sólo se supo de este tratado por una fuga a través de Internet.
Se favorece al comercio potencial frente al local, provocando una pérdida de puestos de trabajo relacionados con grandes superficies frente empresas locales. La oferta de bienes y servicios se concentra en unos pocos, desapareciendo la competencia. Los precios suben y los salarios bajan (al dejar de existir competencia), porque son pocas las empresas que han de ponerse de acuerdo para fijar los precios.
El problema radica en las desigualdades normativas en materia laboral entre los distintos estados, pues en los EEUU impera una fuerte desregulación frente a UE, entre ellos los concernientes a negociación colectiva, libertad sindical, trabajos forzosos, huelga o trabajo infantil.
Pretender convertir los alimentos que se cultivan o los derivados cárnicos, convertirlos en alimentos transgénicos, por lo que estos alimentos ya no serían necesarios. ¿Esto creará o destruirá empleos en la agricultura, cuando esta esté amenazada por estos nuevos alimentos que promueve el tratado por parte de EEUU? además hay que tener en cuenta que las normas y leyes que regulan los alimentos en Europa no son las mismas para EEUU que son más permisivas. Países como España, Portugal e Italia, sufrirían graves consecuencias.
Ése es el Caballo de Troya real, lo que para Europa es una línea roja inamovible, se convierta por un puñado de millones de euro dólares, en una línea con tinta roja china permeable.
Esperemos que los gobiernos y los gobernantes no miren a un lado cuando toque firmar el tratado que juegue con nuestro nivel de vida o salarial. De ello depende la felicidad y bienestar de nuestras familias. Pero como dije al principio, este mundo no está hecho para ser feliz. Entretanto, sigamos distraídos con cambios de gobierno, de caídas con rebotes técnicos en bolsas internacionales, o con bajadas en el precio del petróleo.
Mientras sigamos en la Inopia, la mano negra que mece la cuna, campará a sus anchas por el mundo.
Mientras sigamos en la Inopia, la mano negra que mece la cuna, campará a sus anchas por el mundo.