Hemos dejado atrás unos días de costa, carreteras desordenadas y por
qué no decirlo, algún fastidioso pinchazo. Lo normal es que empecemos a estar
cansados de tantos pastos, vacas, lindos y floridos paisajes, acantilados, mares
en constante movimiento… vamos, que una de dos o terminamos el viaje o nos
volvemos a casa. Lo malo es que para volver
a casa tenemos que volver a ver todo lo comentado antes. Creo que, si
ustedes me lo permiten, deberíamos continuar.
¿Destino? donde se juntan todos los
caminos: a Santiago de Compostela.
Pero para llegar a ese punto primero debemos continuar un largo y
pedregoso viaje, donde atravesaremos montañas, ríos, mesetas, bosques repletos
de pinos y eucaliptos hasta volver a ver rías y de nuevo costa.
Pero sin desviarnos de nuestra ruta, estamos en pleno desayuno
reponedor. En una mesa rústica con sus sillas de madera que crujen al sentarnos.
Tomando un vaso de leche recién ordeñada, unten mantequilla fresca del lugar en
una tostada de pan crujiente, mermelada de ciruela casera, bollería, zumo de
naranja recién exprimido y …. ¡listos!, ya estamos preparados para salir de Muxía.
En esta segunda ruta vamos a abandonar la zona costera para adentrarnos
dirección Vimianzo, Dumbria, Cee y finalizar en Corcubión, donde nos daremos un
esperado homenaje.
De Vimianzo cabe destacar sus yacimientos
arqueológicos de la época romana (queda poco de la grandeza romana aunque la
necrópolis romana de Tines donde se encontró una estela funeraria llamada ‘estela Victorinus’ merece la pena
visitarla), del megalítico y de la época castreña. Grandes Dólmenes en todo el municipio y en municipios cercanos como Cabana de Bergantiños el dolmen de
Domate y el Castro de A Cidá
de Borneiro.
Para los
amantes de la Edad Media no podemos
perdernos el Castillo de Vimianzo
también llamado por los lugareños Torres
de Martelo. En julio hay representaciones de asalto al Castillo típicas en
la zona que congrega a más de 2.000 personas; pero lo que sí tendrás todo el
año es que todos sus jueves hay un mercado en las principales calles de la
villa de Vimianzo (Calles Antonio Vázquez Mouzo, Candil, Vilar, Rodríguez
Castelao y la plaza del Ayuntamiento). Productos para saltarse lo que te
quedaba de dieta… siempre te queda la esperanza de volver a casa y hacer la dieta
de la piña (la miras, la remiras durante horas y por la tarde empiezas a chupar
la corteza), así perderás gran parte de lo que te vas a llevar de este viaje,
porque lo que hay en Galicia es ÚNICO.
Dirán ustedes que hay que llegar como sea a Corcubión y nos les quito razón. Habrá que hacer noche en Vimianzo
como es lógico para reponer fuerzas e intentar madrugar para llegar con
suficiente tiempo a nuestro siguiente destino: Dumbria. A los que nos interesa la naturaleza como algo más que un
vídeo para enseñar a los más pequeños. Dumbria es …
ES-PEC-TA-CU-LAR: Veremos playas de fina arena, graníticas montañas, grandes valles y poder
escuchar y perder la vista en sus ríos y en sus generosos embalses, como el
embalse Da Fervenza que encontrarán
aves rapaces, patos, garzas; Anfibios como ranas asentadas en el embalse de Ponte Olveira. Podremos también ver
búhos y lechuzas. En sus ríos encontramos truchas y escalos, para los amantes
de la pesca, aunque hay que decir que es un espacio protegido de interés
cultural, así que nada de echar la caña, como mucho en alguna taberna de la
zona.
Después de toda
una mañana viendo paisajes, paremos pues a descansar un poco, saquemos ese
bocadillo que preparamos como tentempié y disfrutemos del paisaje. Es lo que se
van a llevar de vuelta, es lo que vinimos a ver. Si es preciso busquemos un
árbol que nos de cobijo, paz y siesta. Utilizaremos la tarde para ir de camino
a Corcubión y pasar allí la noche y como
no alojamiento para pernoctar.
Vamos al coche, dirección Cee y Corcubión. Cee es un punto de inflexión por su ría entre los municipios
de Dumbria y Corcubión (lugar donde finaliza
el camino de Santiago). En este último previamente hemos hecho como en el resto
de sitios, una reserva de una estancia
para dormir. Una habitación alquilada con vistas al puerto sería algo difícil
de olvidar.
Y se estarán preguntando ahora
mismo… ¿y aquí cuando se come?, más bien, después de una ruta tan agotadora, de
haber estado toda una mañana disfrutando de la playa y de tapear en el
chiringuito o taberna de turno, siesta reponedora, paseos por el pueblo.. ya vamos
a buscar un lugar adecuado para cenar con nuestras mejores galas y sobre todo
con tarjeta de crédito en mano. Vamos a degustar las delicias gastronómicas de
Corcubión.
Donde comer en Corcubión: Praia de
Quenxe, O Ribeiro y Mar Viva.
Si vamos ya más justos de dinero
podemos ir a Taberna O Ribeiro, más estilo tapeo, pero sí lo que queremos es ir
a un lugar más “Chic”, el Restaurante de Praia de Quenxe nos deleitará. Lo
encontraremos al final del paseo marítimo, y tardaremos en llegar unos diez
minutos.
Aunque para mí el recomendado
sería Pescadería Turística Mar Viva: Es una antigua casa
restaurada, una pescadería de las de siempre donde pides lo que más te gusta (a
Darío el propietario del local) para su preparación posterior a la plancha o en
“caldeirada”.
Cuando ya lo tienes elegido,
subes a la segunda planta donde hay un comedor bien decorado al estilo marinero,
donde te toman nota de la bebida para acompañar a ese marisco, pescado o pulpo
a tomar. Yo les recomendaría un vino de la tierra: un Godello o un Ribeiro... y
dejar sitio para el postre: el yogur casero sería una gran elección.
Una sobremesa con un chupito de
licor de hierbas (a ser posible de la casa) redondeará esta fantástica velada
(hablar del precio es de mala educación, ¡qué los paganinis preparen sus
carteras!). Y después nada como andar un poco por el paseo marítimo hasta el
dormitorio para intentar bajar la cena. Una vez en la cama a soñar con Fisterra y el “Fin del Mundo”, que será nuestro próximo encuentro.
Paseo Marítimo de Corcubión