COSTA DA MORTE (2º PARTE)



Hemos dejado atrás unos días de costa, carreteras desordenadas y por qué no decirlo, algún fastidioso pinchazo. Lo normal es que empecemos a estar cansados de tantos pastos, vacas, lindos y floridos paisajes, acantilados, mares en constante movimiento… vamos, que una de dos o terminamos el viaje o nos volvemos a casa. Lo malo es que para volver  a casa tenemos que volver a ver todo lo comentado antes. Creo que, si ustedes me lo permiten, deberíamos  continuar. ¿Destino?  donde se juntan todos los caminos: a Santiago de Compostela.
Pero para llegar a ese punto primero debemos continuar un largo y pedregoso viaje, donde atravesaremos montañas, ríos, mesetas, bosques repletos de pinos y eucaliptos hasta volver a ver rías y de nuevo costa.


 Retomamos…. Nos encontramos en la casita rural que hemos alquilado para pasar la noche tras unos días de agotadores fotos, videos y más fotos. Se aconseja llevar una buena cámara de fotos, nos gustará recordar en casa aquella maravillosa semana que pasamos en Costa Da Morte y repasar una y otra vez las anécdotas del viaje.

Pero sin desviarnos de nuestra ruta, estamos en pleno desayuno reponedor. En una mesa rústica con sus sillas de madera que crujen al sentarnos. Tomando un vaso de leche recién ordeñada, unten mantequilla fresca del lugar en una tostada de pan crujiente, mermelada de ciruela casera, bollería, zumo de naranja recién exprimido y …. ¡listos!, ya estamos preparados para salir de Muxía.


En esta segunda ruta vamos a abandonar la zona costera para adentrarnos dirección Vimianzo, Dumbria, Cee y finalizar en Corcubión, donde nos daremos un esperado homenaje.

De Vimianzo cabe destacar sus yacimientos arqueológicos de la época romana (queda poco de la grandeza romana aunque la necrópolis romana de Tines donde se encontró una estela funeraria llamada ‘estela Victorinus’ merece la pena visitarla), del megalítico y de la época castreña. Grandes Dólmenes en todo el municipio y en municipios cercanos como Cabana de Bergantiños el dolmen de Domate y el Castro de A Cidá de Borneiro.


Para los amantes de la Edad Media no podemos perdernos el Castillo de Vimianzo también llamado por los lugareños Torres de Martelo. En julio hay representaciones de asalto al Castillo típicas en la zona que congrega a más de 2.000 personas; pero lo que sí tendrás todo el año es que todos sus jueves hay un mercado en las principales calles de la villa de Vimianzo (Calles Antonio Vázquez Mouzo, Candil, Vilar, Rodríguez Castelao y la plaza del Ayuntamiento). Productos para saltarse lo que te quedaba de dieta… siempre te queda la esperanza de volver a casa y hacer la dieta de la piña (la miras, la remiras durante horas y por la tarde empiezas a chupar la corteza), así perderás gran parte de lo que te vas a llevar de este viaje, porque lo que hay en Galicia es ÚNICO.

Dirán ustedes que hay que llegar como sea a Corcubión y nos les quito razón. Habrá que hacer noche en Vimianzo como es lógico para reponer fuerzas e intentar madrugar para llegar con suficiente tiempo a nuestro siguiente destino: Dumbria. A los que nos interesa la naturaleza como algo más que un vídeo para enseñar a los más pequeños. Dumbria es …
ES-PEC-TA-CU-LAR: Veremos playas de fina arena, graníticas montañas, grandes valles y poder escuchar y perder la vista en sus ríos y en sus generosos embalses, como el embalse Da Fervenza que encontrarán aves rapaces, patos, garzas; Anfibios como ranas asentadas en el embalse de Ponte Olveira. Podremos también ver búhos y lechuzas. En sus ríos encontramos truchas y escalos, para los amantes de la pesca, aunque hay que decir que es un espacio protegido de interés cultural, así que nada de echar la caña, como mucho en alguna taberna de la zona.

Después de toda una mañana viendo paisajes, paremos pues a descansar un poco, saquemos ese bocadillo que preparamos como tentempié y disfrutemos del paisaje. Es lo que se van a llevar de vuelta, es lo que vinimos a ver. Si es preciso busquemos un árbol que nos de cobijo, paz y siesta. Utilizaremos la tarde para ir de camino a Corcubión y pasar allí la noche y como no alojamiento para pernoctar.


Vamos al coche, dirección Cee y Corcubión. Cee es un punto de inflexión por su ría entre los municipios de Dumbria y Corcubión (lugar donde finaliza el camino de Santiago). En este último previamente hemos hecho como en el resto de sitios, una  reserva de una estancia para dormir. Una habitación alquilada con vistas al puerto sería algo difícil de olvidar.

Y se estarán preguntando ahora mismo… ¿y aquí cuando se come?, más bien, después de una ruta tan agotadora, de haber estado toda una mañana disfrutando de la playa y de tapear en el chiringuito o taberna de turno, siesta reponedora, paseos por el pueblo.. ya vamos a buscar un lugar adecuado para cenar con nuestras mejores galas y sobre todo con tarjeta de crédito en mano. Vamos a degustar las delicias gastronómicas de Corcubión.


Donde comer en Corcubión: Praia de Quenxe, O Ribeiro y Mar Viva.
Si vamos ya más justos de dinero podemos ir a Taberna O Ribeiro, más estilo tapeo, pero sí lo que queremos es ir a un lugar más “Chic”, el Restaurante de Praia de Quenxe nos deleitará. Lo encontraremos al final del paseo marítimo, y tardaremos en llegar unos diez minutos.
Aunque para mí el recomendado sería Pescadería Turística Mar Viva: Es una antigua casa restaurada, una pescadería de las de siempre donde pides lo que más te gusta (a Darío el propietario del local) para su preparación posterior a la plancha o en “caldeirada”.


Cuando ya lo tienes elegido, subes a la segunda planta donde hay un comedor bien decorado al estilo marinero, donde te toman nota de la bebida para acompañar a ese marisco, pescado o pulpo a tomar. Yo les recomendaría un vino de la tierra: un Godello o un Ribeiro... y dejar sitio para el postre: el yogur casero sería una gran elección.
Una sobremesa con un chupito de licor de hierbas (a ser posible de la casa) redondeará esta fantástica velada (hablar del precio es de mala educación, ¡qué los paganinis preparen sus carteras!). Y después nada como andar un poco por el paseo marítimo hasta el dormitorio para intentar bajar la cena. Una vez en la cama a soñar con Fisterra y el “Fin del Mundo”, que será nuestro próximo encuentro. 

Paseo Marítimo de Corcubión