Historia de un Semental

   

    La vida es distinta, ya ha cambiado para mi. Recuerdo a mis antepasados, éramos los reyes del oeste, servíamos para todo y se nos utilizaba al antojo de cualquier jinete, con buenas monturas y pelaje bien cuidado. Éramos el medio de transporte por naturaleza, de pura raza, de pura cepa. Nobles, bellos, artísticos, con clase, con estilo, con buena perchera, con carácter, fuertes, valientes y temerarios, sin importarnos los tiros, las flechas o el suelo donde pisábamos. Aparecíamos en libros importantes, de literatura como el bueno de Rocinante con su caballero Don Quijote de la Mancha, de libros de grandes batallas, del séptimo de caballería y de las conquistas de Carlo-Magno. Herraduras desgastadas por la carrera necesaria de la entrega del correo a tiempo. Eran otros tiempos.

   
Ahora los tiempos han cambiado. Se refieren a nosotros para medir la potencia de un vehículo a motor, para concursos de equitación, para la feria de abril o la romería del Rocío. Nos adornan con galas que no nos corresponden para tirar de carros por calles asfaltadas y no por los caminos de tierra y barro a lo que fuimos acostumbrados desde potrillos en aquellas fincas de la infancia. Algunos somos objeto de culto y devoción para importantes ferias y corridas de toros, otros para distraer con nuestros andares al más rústico, otros para llevar a la policía montada y otros pocos siguen siendo percherones para cuestiones campestres como las mulas, pero ya los menos.

    Pero en nuestro servicio leal durante miles de años nos vemos abocados a un último servicio para el hombre, algo para lo que no fuimos concebidos: para su alimento. Ahora somos su carne con la que alimentarlos. Jamás pensamos que caeríamos tan bajo; después de tantos años, nunca pensé que sería pasto de su sed alimenticia, pasto de sus hamburguesas. Nunca pensé que acabaría entre el pan para dar de comer a mi dueño. Pero si ese es su deseo, que así sea. Porque ante todo siempre estaré al servicio del prójimo y al servicio del hombre. Siempre seré su caballo y su amigo. 
TODOS seguimos teniendo la esperanza de que, algún día, volvamos a ocupar el trono que tuvimos antaño, o que por lo menos se nos de la honorabilidad que con el tiempo nos ganamos, sin pertenecer a ningún grupo alimenticio.